¡Arriba Hermosillo! Identidad y Comunicación en los Aficionados al Béisbol de los Naranjeros1

Por Redacción Ene 5, 2014

Por Enrique Rivera
Número 31

Revista Razón y Palabra http://www.razonypalabra.org.mx/anteriores/n31/erivera.html

Introducción
El 27 de octubre de 1945 se jugó el primer encuentro del béisbol invernal en Hermosillo. En el año 2000, la temporada XLIII de la Liga Mexicana del Pacífico, marca la etapa de transición del siglo XX al siglo XXI, en esta observamos elementos simbólicos manifestados y expresados por los públicos aficionados al equipo Naranjeros, como sentido de pertenencia hacia Hermosillo, su lugar de origen y residencia.

Las características del béisbol, como son el juego de conjunto, el desempeño individual y el enfrentamiento entre dos equipos, es un deporte que exalta el sentido de identidad en los participantes, sean en su calidad de jugadores dentro del terreno de juego o como público que lo contempla desde fuera del diamante.

El sentido de pertenencia al que nos referimos bien puede ser hacia alguno de los equipos y la entidad que representen y/o en plena identificación con el béisbol como deporte en sí, o en particular con algún pelotero. De esta manera, el deporte es un elemento incorporado en el sentido cultural de los habitantes con el que comunican su identidad y pertenencia con la ciudad.
Poseer la disposición inculcada y adquirida para ser público del béisbol de los Naranjeros de Hermosillo, la pensamos como un elemento simbólico para expresarse y comunicarse como ser integrante de la ciudad que representa este equipo: Hermosillo, capital del estado de Sonora al noroeste de México.

La región posee características que la hacen propia y las expresiones de sus habitantes comunican identidad y pertenencia a su terruño, que se manifiestan en el estadio de beisbol cuando es ofrecido al público aficionado en su vida cotidiana.

Un equipo compuesto por once alumnos de la escuela de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Sonora, coordinados por su profesor de la asignatura Cultura y Comunicación II, observamos con la técnica de investigación etnográfica a los públicos aficionados que asistieron a los juegos del equipo profesional de béisbol Naranjeros de Hermosillo jugados el estadio «Héctor Espino» durante la temporada regular 2000-2001 .

Se presentan los resultados de esa observación, que son elementos para pensar sobre la sociedad hermosillense y elaborar una guía de entrevista con enfoque cualitativo, la que será aplicada en la segunda fase de esta investigación.

La pelota como objeto de estudio
Hacer investigación social en deporte requiere de la pasión de un aficionado, tanto como del rigor teórico y metodológico de un cientista social. La afinidad de la sociedad con sus deportes es «algo que se acerca a la pasión, y eso es algo que la ciencia no puede medir».

El béisbol está arraigado histórica, cultural y cotidianamente en la región Noroeste del país. Uno de los factores es la historia.

El historiador Joseph Arbena, de la Universidad de Clempson, asegura que el deporte norteamericano que ha tenido mayor impacto en América Latina por un largo período de tiempo ha sido el béisbol. «Surgido de entre una variedad de juegos con palo y pelota, el esbozo del juego moderno se vio por vez primera en la ciudad de Nueva York, a mediados de 1840» (Arbena, 2000).

La llegada del béisbol a Latinoamérica, prosigue: «evolucionó junto con la expansión poblacional y económica de Norteamérica, el béisbol fue traído a América Latina por un compendio de trabajadores estadounidenses – por ejemplo, navegantes, ingenieros, mineros, comerciantes, educadores, misioneros – de estudiantes latinoamericanos y otros viajeros y, en menor número, de empresarios estadounidenses tales como Albert G. Spalding» (Arbena, 2000).

Tomás Morales escribe en la Enciclopedia del Béisbol Mexicano 1992, sobre el momento histórico que representa el primer juego de este deporte ocurrido en suelo nacional, «el dato más exacto acerca de dónde se jugó por primera vez un partido de béisbol habla de que fue en Guaymas, Sonora, en 1877, y lo hicieron marineros norteamericanos que se encontraban de visita en el puerto» (Treto, 1992).

La presencia de la oferta cultural en la ciudad, es otro de los elementos, entendida como «la presencia en el ambiente geográfico de posibilidades de acceso y disfrute de los bienes culturales producidos por una red desigual de instituciones precisas y especializadas» (González, 1994). Es decir, existe la posibilidad de asistir y formarse como público, lo que sumado al imaginario social histórico antes señalado, se puede construir este arraigo cultural en la región en torno al béisbol.

Un dato ilustrativo en la Enciclopedia del Béisbol Mexicano, es que hacia principios de 1990, casi un cuarto de los peloteros profesionales activos en la temporada 1990-91 de la Liga Mexicana, nacieron en Sonora. Estos son 88 sonorenses de 367 beisbolistas mexicanos.

El presente trabajo de observación se basa en «describir y explicar realidades sociales de carácter deportivo, en lugar de criticar, enjuiciar o recomendar acciones transformadoras de dichas realidades» (García, 1998:10).

Los objetivos son conocer los procesos de comunicación y construcción de identidades culturales locales y regionales en los públicos aficionados al béisbol profesional del equipo Naranjeros en Hermosillo, Sonora.

Los sujetos observados fueron los aficionados al béisbol, entendidos con el concepto de público cultural quienes son «el conjunto de agentes sociales que poseen las disposiciones (inculcadas o adquiridas) que los hacen capaces de evaluar, apreciar y valorar los discursos y objetos de una oferta cultural específica en un momento histórico dado» (González, 1994).

Coincidimos con Jeremy MacClency, cuando escribe que el deporte «no es un ‘reflejo’ de alguna esencia postulada de la sociedad, sino parte integral de la misma, más aun, una aparte que puede ser usada como un medio para reflexionar sobre la sociedad» (Alabarces, 2000:11).

Se observa en el béisbol de los Naranjeros, elementos para pensar sobre la sociedad hermosillense que se da cita en el estadio «Héctor Espino» cada año, en otoño e invierno.

Las preguntas eje son ¿qué flujos de comunicación existen en los públicos aficionados al béisbol?

Eduardo Archetti escribe en prologo de Deporte y Sociedad que «el deporte nos permite reflexionar sobre lo social y los mecanismos básicos de la creación de identidades» (Alabarces, 1998:11), así que nosotros nos preguntamos ¿cómo construyen y expresan su sentido de identidad y pertenencia, a través de un club deportivo de béisbol, desde la perspectiva sociocultural?

Fuimos, miramos, escuchamos y sentimos
La etnografía fue la técnica de investigación aplicada. A decir de Jesús Galindo «toda situación social puede ser descrita, puede ser percibida en detalle, eso es lo importante» (Galindo, 1998:350).

«El etnógrafo hace apuestas de sentido, tiene que afirmar algún significado a todo aquello que ha pasado por su mirada y la interacción entre otros, incluyendo la percepción de la reconfiguración de su propia percepción (…) el etnógrafo toca los hilos invisibles del misterio de lo visible, muestra lo que estando más allá de lo evidente y le da forma y lo estructura ante nuestros ojos, en nuestros ojos» (Galindo, 1998:348).

Se realizaron reportes de 22 de los 34 juegos efectuados durante la temporada regular 2000-2001 en el estadio «Héctor Espino». Asistimos a los partidos con instrumentos de registro como libretas y bolígrafos para anotar todas aquellos comportamientos y expresiones de los aficionados que pasaban ante nuestros ojos, lo que escuchamos decir de ellos y hacia ellos, y también lo que sentimos al inmiscuirnos entre los sujetos de investigación.

El autor referido nos indica que «el etnógrafo confía en la situación de observación, necesita confiar también en su capacidad de estar ahí, observando» (Galindo, 1998:347).

Se miraron grupos sociales, objetos y prácticas de comunicación del público aficionado en torno al deporte observado y club de béisbol profesional local que los convoca.

Se obtuvieron 753 viñetas de observación en 77 reportes de investigación, lo que representa un promedio de diez observaciones por reporte.

Una vez concluida la temporada regular el 30 de diciembre del 2000, las viñetas se capturaron en una hoja electrónica y se formaron conjuntos de observaciones que produjeron lo siguiente.

Lo mirado
Observamos de los aficionados los momentos cuando llegan y salen del estadio
– ante el juego de los Naranjeros
– ante el juego de los visitantes
– las acciones de otros aficionados
– los comportamientos de sexualidad
– sus acompañantes y los rangos de edad del público

Miramos la relación de los aficionados con los ofertantes, aquí entendidos como la directiva y los patrocinadores en su función de administradores de la organización y en lo deportivo.

Claudia Palma los nombra como productores, a quienes tienen relación con el deporte por interés en los medios de producción, ya sean dueños de equipos, patrocinadores, corredores de apuestas, etc. (Palma, 1997:6).

Se observaron a los aficionados ante las promociones y
facilidades del club, los espectáculos de Beto Coyote y las porristas
– los objetos alusivos como souvenirs, las comidas
– las bebidas
– los juegos de azar.

Hacer objeto el sentido de identidad en una cosa, es práctica común en los aficionados al deporte. La posesión por la compra o la adquisición no monetaria de algún objeto con los colores del equipo preferido, comunica y expresa la identidad y afinidad con el grupo y/o equipo.

Las maneras de vestir observadas para asistir al estadio son:
– casuales
– disfrazados
– pintados
– uniformados de trabajo o de escuela,
– alusivos a equipos deportivos.

El ambiente que se vive y las cosas que utilizan y llevan al estadio para hacer ruido, o que compran ahí mismo, así sus actitudes, bailes y cantos ante la música del sonido local.

Los medios de comunicación
Los medios de comunicación son actores económicos y sociales relacionados con el deporte espectáculo (Jones, 1996:11).

En cuanto al proceso de comunicación y la actividad deportiva, Alcoba nos ilustra cuando apunta que:
«la reacción comunicativa, provocada por la actividad deportiva, se expande en dos áreas: una, de índole personal entre competidores y espectadores, y otra masiva, al alcanzar los medios de comunicación. A partir del siglo pasado, el deporte recibió el empuje preciso para convertirse en el actual, en el hecho social más importante de la misma, pues a través de la actividad deportiva, esa comunicabilidad entronca en grupos diferenciados de la sociedad» (Alcoba, 1996:22).

La lectura de aficionados a los medios de comunicación observados en el «Héctor Espino» fueron los medios electrónicos: – la pantalla gigante
– los monitores de televisión
– la radio
– el sonido local del estadio.

Se observó dentro del estadio a dos señores de edad madura quienes escuchaban el partido por la radio, así como a varios hombres jóvenes con audífonos y radios, tanto en la sección lateral izquierdo como en derecho numerado. Esto no es exclusivo de los varones, también en la parte alta de la sección central numerado se aprecia una jovencita, vestida con la chamarra de los Naranjeros quien mira el juego y escucha con unos audífonos la radio. Ella iba acompañada, al parecer, por su mamá. También están los aficionados que ven el partido con binoculares y escuchan la radio con sus audífonos.

En los monitores de televisión, el juego se puede seguir desde la zona de comida. Miramos a niños vestidos de beisbolistas comiendo jícamas, sentados y viendo la televisión, así como a señores en pleno sol, comiendo tacos de carne y viendo el béisbol por la televisión dentro del estadio.

El sonido local es otro medio de comunicación, así el locutor anuncia al equipo Naranjeros y la gente se pone de pie aplaude, silba y grita apoyando a su equipo. Cuando se entona el Himno Nacional al inicio de los partidos y la gente de pie lo entona, solo unos cuantos hacen caso omiso.

Lo escuchado

Se escuchó de los aficionados hablar sobre dos conjuntos de temas: el mismo béisbol y otros factores. En cuanto al primero, se escuchó a los aficionados expresarse del pelotero y equipo Naranjeros
– tanto como del pelotero y equipo visitante
– El ampayer
– el juego en sí y
– el resultado final del mismo fueron tema de las palabras que los públicos y el deporte que asistieron a presenciar.

También se escucharon expresiones orales a cerca de otros factores como son:
– el clima
– la sexualidad
– el personal del estadio
– otros aficionados
– la mascota Beto Coyote
– y las porristas.

Expresiones de sexualidad
Las actividades lúdicas, las que tienen la finalidad de ofrecerse en espectáculo, tienen un inicio que Juan Nuño ensaya y responde que:

«quizá el origen de todo sea el comportamiento de machos pavoneándose ante las hembras, para que estas, a la vista de las diferentes excelencias y mediante el recurso comparativo, puedan elegir partienaire sexual» (Nuño, 1986:23).

Ligado lo anterior con lo observado y escuchado en el estadio, cada vez que el primera base del equipo local Erubiel Durazo se acercaba al bat las mujeres se emocionaban más, incluso que un hombre se pudiera emocionar cuando los Naranjeros hacen buenas jugadas. Se escuchó a una muchacha de unos 20 años de edad, decirle a su compañera «qué nalgón está», al referirse al pelotero mencionado.

Una muchacha de 25 a 28 años acompañada de un hombre, subió la escalera de las gradas laterales. Vistió un pantalón ajustado y blusa con escotes. Provocó piropos de los hombres como » Si así caminas, cómo correrás mija», y también los aficionados piropeadores se refirieron a su compañero cuando le dijeron: «Mucha carne para tan poco pan».

Ambas situaciones escuchadas y observadas, se conectan con lo común que es observar que generalmente son los hombres, quienes forman fila para comprar cerveza. Esto nos indica que existen ciertas situaciones propias de los géneros en la sociedad, en este caso integradas en la gente que asiste al béisbol.

A cerca de lo anterior Eduardo Archetti manifiesta, que «el deporte es a veces visto como un campo privilegiado en el que se dramatizan un conjunto de valores morales y sociales» (Alabarces, 1998:11).

Los ampayers y los chivos
El ampayer es blanco de insultos de los aficionados. Si alguna jugada sale bien, esta será por causa de una buena acción por parte del pelotero o el equipo preferido, si sucede algo en contra, el aficionado refiere que es a causa de los jueces. Así escuchamos frases como:
«¡Ampayer!, ¿no sabes marcar o te haces pendejo?»,
«¡Ampayito!, ¡a ver si marcas!, ¡burro!», gritó un aficionado en tono molesto.
«¡Ampayer chivo!, ¡Fíjate bien!», gritó un aficionado en la sección Lateral Derecho Numerado, cuando el equipo visitante los Yaquis de Ciudad Obregón colocaron corredor en base.

Otro aficionado airado gritó: «¡Chivo, chivo!, ¡Pinchi ampayer puto!, ¡Ponte pinchis lentes!, ¿que no ves que eso fue out?, ¡pinchi ampayer jijo de tu pinchi madre!, ¡vete a la verga!, ¿como así vamos a ganar?,¡puto!».

La palabra «chivo» se grita como reprobación a otros sujetos, así al ampayer, al jugador visitante, como a la mascota Beto Coyote. Se observó y escuchó a una niña que le dijo a su mamá que le tomara una foto con la mascota. Al momento de tomársela, la niña le acarició la máscara, al tiempo que le dijo «ya no te voy a gritar chivo».

La compañía
Para asistir al estadio a presenciar el béisbol, se acude en compañía de grupos con los compañeros del trabajo y de la escuela, con la pareja, sea en matrimonio o en noviazgo, con la familia, con el papá, con la mamá, con los hijos. Es extraño observar que a alguien que esté sólo en el estadio. En Hermosillo, el béisbol es un deporte familiar.

Observar a grupos de jovencitas con el uniforme del Colegio de Bachilleres (Cobach) o a grupos de hombres, con el uniforme de la panadería Bimbo, es testimonio que el deporte se comunica en la vida cotidiana con las actividades de estudio o del trabajo. Una vez terminadas y cumplidas las labores del día, se asiste al béisbol.

Pero la velada no acaba con el último out, no al menos para tres muchachas muy bien arregladas que escuchamos y dijeron «después del juego nos vamos al Neo», se referían a una discoteque o «antro» de esta ciudad.

Los apodos
«Orejón», «Gorda», «Guason», «Ambriz», «El temerario», «Señor Justicia», «Kuno», «Ron Damón» y «Furcio», son algunos de los apodos que fueron escuchados y asignados por parte de los aficionados a otros aficionados, vendedores de cerveza y personal de seguridad de el estadio.

El parecido físico con algún personaje de la televisión, la actitud mostrada en el carácter de la persona, alguna seña particular física, así como la alusión, como uno de vendedores a quienes los aficionados llamaron «Kuno», porque en las gradas lo tienen a «mil por hora» cuando reparte las cervezas, es razón suficiente para socializar con el desconocido cuando se le nombra con un apodo, lo que se puede considerarse como una actitud de relación social inicial de los hermosillenses.

¿Futbolización del beisbol?
En la última década el deporte del futbol aumentó su popularidad en que puede observar en la ciudad de Hermosillo, Sonora. Así, camisetas de equipos de la Primera División del Futbol Mexicano, ya es común verlas que las portan personas por las calles de nuestra ciudad. Esto no es ajeno en las gradas del estadio de béisbol.

Observamos a un aficionado sentado en la grada quien vistió con la playera de los Tigres del Universitario de Nuevo León y un sombrero grandísimo como si fuera a un partido de fútbol. Escuchamos un grito de otro aficionado en la grada de Lateral Derecho,

«¡Arriba el Toluca!». Así, como en la parte Central del estadio, había alrededor de diez personas que gritaban a coro «Yo si le voy al Toluca, yo si le voy, le voy al Toluca» como si estuvieran en el estadio «La Bombonera» de la capital del Estado de México. Estos clubes pertenecientes al campeonato mexicano de fútbol profesional de Primera División.

En una de las cabinas sobre la sección Preferente numerado se vieron a aficionados que miraban por televisión las finales del fútbol por medio del monitor de la cabina, mientras abajo, en el diamante acurre el juego de béisbol en el estadio.

Esto da a pensar sobre otras ofertas culturales que se arraigan en la preferencia del hermosillense.

Los espacios
El Estadio «Héctor Espino» se divide en doce secciones de gradas para el público, estas son bleachers, lateral general izquierdo y derecho, lateral numerado izquierdo y derecho, preferente numerado izquierdo y derecho, central preferente izquierdo y derecho, central numerado, palcos y cabinas.

Si bien, cualquier tipo de comportamiento y expresión se mira y escucha en todo el estadio, también se observaron actitudes que son característicos de los aficionados que acuden a cada sección, por ejemplo: en lateral izquierdo numerado un grupo de muchachos hacen sonar sus matracas cuando el equipo visitante Mayos de Navojoa anotan una carrera.

Es en las secciones del lado izquierdo dónde es común que se acomoden los aficionados visitantes, coincidiendo con el lado de la caseta del equipo visitante.

Por el contrario, en la sección preferente numerado derecho, atrás de la caseta del equipo local, es prácticamente imposible sentarse, porque está tupido de gente en las butacas. Justo atrás de los Naranjeros, lo que se piensa como un sentido de pertenencia de algunos aficionados con el equipo de casa.

De esta manera se observó cómo los peloteros del equipo Naranjeros «saltan al diamante» a la defensiva desde una posición en la construcción del estadio que se ubica debajo de los aficionados en las gradas de Preferente numerado y lateral numerado derecho y vuelven a su caseta dirigiéndose hacia los aficionados de ese sector del edificio del estadio.

Encuentro de subjetividades
Asistir a mirar la situación social ocurrida en el estadio «Héctor Espino», la subjetividad de cada observador se presenta cada ocasión que se inmiscuye en el evento, así lo manifiesta Jesús Galindo cuando destaca que: «una investigación con énfasis etnográfico supone que el observador estará ahí, dónde busca el sentido día tras día, semana tras semana, mes a mes. Lo que en una ocasión haya ocurrido puede ser importante o puede ser lo central. Se requiere estar ahí sumergido en lo cotidiano con la atención al cien por ciento para decidir si algo es significativo o no» (Galindo, 1998:353).

Para la observadora número uno sus observaciones son mayormente visuales, respecto a lo que ve a su alrededor. Los comentarios lo que escucha son de la persona o grupo de personas que observa detenidamente en ese momento. Para ella no es muy importante el juego o los jugadores, sin embargo, sí lo son la gente ahí reunida y sus actitudes hacia otros asistentes y en ocasiones hacia el partido.

La observadora número dos hace alusión a la manera que los asistentes del partido se divierten, tanto en los comentarios de los espectadores como de sus acciones. Estas son entendidas por el observador como expresiones de la emoción de estos hacia los juegos. Tiene en este caso, el investigador, la habilidad de mezclarse con los demás asistentes y conversar con ellos para obtener impresiones más directas y precisas del público sobre los juegos.

El observador número tres basa su mirada en las reacciones que tiene el público hacia el partido. La mayoría son comentarios que hacen los asistentes sobre el juego o las cosas que gritan a los jugadores. También comenta el observador sobre el tipo de gente que va a los partidos, además de la cantidad de asistencia a estos determinado por los equipos contendientes.

El observador número cuatro mira las reacciones del público hacia los demás asistentes. Ve y escucha como interactuan aficionados de un mismo equipo y aficionados de equipos contrarios. Se encuentra el investigador con sucesos peculiares que llaman su atención, y hace evidente que él no asiste frecuencia al béisbol.

Para la observadora número cinco, la palabra «ambiente» define el tipo de observación que hace. Sus comentarios son hacia el ambiente creado por los asistentes a los partidos y la manera que se animan al ver ciertas jugadas u ocurrencias de otros aficionados. No son tantas las observaciones sobre comentarios del público, como de la forma en que vestían y actuaban durante el juego. Además hace muchas observaciones sobre las ventas y se relaciona con los vendedores para conocer sus opiniones.

El observador número seis menciona principalmente los comentarios que los asistentes hacen a los jugadores; también hace observaciones sobre los comentarios que se hacen entre los mismos asistentes ya sea que se conozcan entre sí o no. La particularidad del investigador consiste en que este escucha y denota del público, palabras altisonantes en todos sus comentarios.

Son las reacciones del público al partido o a los jugadores, lo que llama la atención de la observadora número siete. Hacia lo hecho y dicho para apoyar a su equipo de preferencia, está enfocada su mirada. También se aprecian observaciones de las reacciones de los asistentes cuando sucede algo peculiar durante el partido, ya sea en el campo o entre el público.

La observadora número ocho mira el tipo de personas que asisten a los partidos, sobre todo en referencia a los equipos que estén jugando. Su principal interés se da hacia lo que ve y no tanto a lo que escucha, aunque en varios reportes anota las canciones que se escucharon durante el partido. El animo y/o desanimo de la afición, apreciados cuando su equipo predilecto va perdiendo o ganando son otras de sus observaciones.

El observador número nueve también hace hincapié en el ambiente que hay entre el público, sus comentarios denotan que la gente no solo va a ver el partido, sino también a divertirse de distintas maneras. Sus observaciones son equilibradas entre lo que ve y lo que escucha de la gente; llama su atención la confusión que observa en algunos de los asistentes en cuanto a otros deportes y el béisbol.

Para el décimo observador su mayor interés es hacia las vestimentas y la forma en como se comporta el público aficionado. De alguna manera hace notoria la diferencia de elites que acuden a los partidos y como se divierten de maneras distintas. Combina sus observaciones al agregar los comentarios de la afición hacia el partido o hacia otros aficionados; nota la rivalidad entre aficionados de un equipo contra otro y el ambiente que esto produce.

La onceava observadora mira las rutinas que se llevan a cabo durante los partidos, el tipo de personas que van a los juegos, como se visten, de quien van acompañadas, etcétera y de las cosas que se venden. No hace alusiones a las emociones del público, ni a sus expresiones, ni tampoco a sus acciones; se basa puramente en las rutinas de los asistentes a los juegos de beisbol.

Hasta aquí algunos elementos para reflexionar sobre la sociedad de Hermosillo al utilizar el beisbol como medio. El resultado de la fase expuesta es la guía de entrevista a aplicarse en la segunda parte del proyecto.

Notas:

1 Prmera fase de investigación de campo. Participaron Ana Lilia Yocupucio, Armando Luis López Méndez, María Guadalupe Pasos Holguín, Graciela Guadalupe Quintana Romo, Miriam Villavicencio Valenzuela, Martín Campoy Zamorano, José Francisco Figueroa Salcido, Francisco Javier Santin Vasquez, Víctor Rincón, Ivet Vazquez Valenzuela, Anabel Servín e Ileana Velarde estudiantes de la asignatura Cultura y Comunicación II de la Licenciatura en Ciencias de Comunicación de la Universidad de Sonora. Edificio. 9-I, Campus Universitario; Hermosillo, Sonora, México C. P. 83000; Tel./Fax. (01-662) 259-21-00. Agradecemos las facilidades concedidas por Marco Antonio Manzo, gerente general del club Naranjeros de Hermosillo para hacer posible esta fase de investigación.

Fuentes:

ALABARCES, Pablo (comp.) (2000); Peligro de gol. Estudios sobre deporte y sociedad en América Latina; CLACSO; Buenos Aires, Argentina.
ALABARCES, Pablo y otros (comp.) (1998); Deporte y sociedad; Editorial Universitaria de Buenos Aires, Buenos Aires, Argentina.
ALCOBA LOPEZ, Antonio (1993); Cómo hacer periodismo deportivo; Editorial Paraninfo S.A. Madrid, España.
GALINDO, Jesús (1998); «Etnografía. El oficio de la mirada y el sentido» pp. 347-383, en Técnicas de investigación en sociedad, cultura y comunicación; CONACULTA/Adison Wesley Longman; México, D.F.
GARCIA FERRANDO, Manuel y otros (comps.) (1998); Sociología del deporte; Alianza Editorial S.A. Madrid, España.
GONZALEZ, Jorge A. (1994); «La transformación de las ofertas culturales» en revista Estudios sobre culturas contemporáneas; Vol. VI, No. 18, Universidad de Colima; Colima, Colima, México.
JONES, Daniel E. (1996); Medios de comunicación y deporte en Catalunya; Generalitat de Catalunya, Centro de Estudios Olímpicos y del Deporte, Barcelona, España.
PALMA RUBIN DE CELIS, Claudia (1997); El mundo del futbol. Su impacto social, político y comercial; Ed. Purrúa; México, D.F.
TRETO CISNEROS, Pedro (1992); Enciclopedia del béisbol mexicano, Revistas deportivas, S.A. de C.V. México, D.F.

HEMEROGRAFÍA
Nuño, Juan, «Razón y pasión del fútbol» en revista Vuelta No. 116, Julio de 1986, México, D.F.

REFERENCIAS ELECTRÓNICAS
ARBENA, Joseph (2000); «Surgimiento y desarrollo del deporte moderno en América Latina. La influencia Norteamericana», en Lecturas: Educación Física y Deportes <http://www.efdeportes.com/> Revista Digital – Buenos Aires – Año 5 – N° 24 – Agosto de 2000

Mtro. Enrique Rivera Guerrero
Profesor de la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Sonora. México

Related Post

Deja un comentario