JESÚS ALBERTO CANO VÉLEZ; COLUMNA

Por Redacción Ago 8, 2011

SE PIERDE CONFIANZA EN EL DÓLAR COMO MONEDA DE RESERVA

Lo que ocurrió la semana pasada en los Estados Unidos, entre los legisladores republicanos y el gobierno Demócrata de Barack Obama, fue el inicio del fin del dólar norteamericano como centro del sistema monetario internacional.

Enseñaron el cobre en su compromiso con el mundo de garantizar que el dólar podía seguir siendo confiable para cargar con el peso de ser la moneda de reserva mundial.

Pero pesaron más sus pleitos políticos internos, que su interés en cuidar sus compromisos financieros internacionales. Jugaron a la “gallina”, para ver quién se rajaba primero; y en el proceso, mostraron que no les importaba tanto poner en grave riesgo a la economía mundial, porque primero tenían que resolver lo suyo.

Y empiezan a verse las reacciones de los países

México, por ejemplo, sólido aliado de los Estados Unidos en materia económica y financiera, reaccionó convirtiendo un número importantísimo de miles de millones dólares  –en dólares–  de su reserva internacional, a barras de oro. Falta ahora por ver hasta dónde y cuándo la avalancha de desconfianza del resto del mundo se hará sentir. Rusia, por ejemplo, ya dijo que desconfiaba del actual sistema monetario internacional, con el dólar en su centro. Y China, hace meses, dijo exactamente lo mismo.

De hecho la debilidad mostrada, por esa otrora poderosísima moneda, es atribuible a los graves desequilibrios económicos de Estados Unidos, consecuencia del costo de sus guerras y de sus políticas económicas y sociales deficitarias, que se han venido financiando con la emisión de billetes dólar, en vez de con su recaudación tributaria, merced a su posición como emisor de la moneda de reserva mundial.

Para México es particularmente peligroso, porque nuestro vecino del norte va a tener que reducir su gasto interno  –público y privado–  al nivel del ingreso nacional generado por su economía, porque cada día más el mundo va a rechazar recibir billetes dólar como pago de su déficit de balanza de pagos.

Quiere decir que un tipo de “patrón oro” va a ser el que tomará su papel, y guiará los ajustes de balanza de pagos entre los países  –unos deficitarios y otros superavitarios–  como ocurre con nuestros países cuando nuestras balanzas de pagos acusaban déficits “fundamentales” y al Fondo Monetario Internacional le toca el ingrato papel de decírnoslo y de obligarnos a poner orden en nuestras políticas económicas, a cambio de apoyarnos con oro o divisas para solventar lo que nuestras reservas internacionales no alcanzaban a cubrir.

Y Viene lo Peligroso para Nosotros

Quiere decir que para empezar a equilibrar su balanza de pagos, los Estados Unidos van a tener que seguir políticas recesivas, algo similares a las que están teniendo que aplicar los griegos, los portugueses y españoles, los irlandeses y los italianos. Pero obviamente con mayor gradualidad porque tienen recursos para aguantar un ajuste paulatino.

Pero aún así no se escaparán de sufrir una importante reducción en su ritmo de crecimiento, lo que será políticamente muy delicado para Obama y su gobierno; para Calderón y el suyo, y para todos nosotros los mexicanos, que posiblemente entremos en recesión.

Ahora sí es que vamos a lamentar no haber tomado medidas para hacer crecer nuestro mercado interno y para abrir espacios en la dependencia tan casi total que tenemos con la economía norteamericana.

Brasil y los países de Sur tuvieron la razón. Analizaron bien las tendencias económicas de la historia. Y nosotros nos quedamos con un Presidente y un Secretario de Hacienda burlándose de lo mal que lo están haciendo Francia y los otros.

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