Vienes 02 de septimbre. El llamado que hizo el Presidente Calderón a propósito de la condenable masacre del Casino Royale, es un llamado que sin lugar a dudas debemos atender los legisladores para que éstos acontecimientos no vuelvan a suceder con el descaro y la facilidad con la que ocurrieron.
Lo principal que debemos evitar es el ser reactivos cada vez que ocurre una calamidad -en lugar de preventivos- para abandonar de una vez por todas la filosofía de “tapar el pozo después de ahogado el niño” porque lo único que se logra con eso es atender lo mediático en lugar de llegar al fondo de las cosas.
Los diputados que integramos la Comisión de Hacienda le hicimos algunos ajustes a la Ley de Lavado de Dinero y la aprobamos hace aproximadamente 15 días.
Falta que haga lo propio la Comisión de Justica por ser ésta una Ley que por su naturaleza involucra y requiere de la aprobación de dos Comisiones antes de pasar a votación del pleno de la Cámara de Diputados.
Por su parte, la urgencia de votar la Ley de Seguridad, se enmarca en la coyuntura de la masacre antes mencionada, misma que abrió la puerta para que el Presidente de la República, ante la justificada indignación social nacional, exigiera a los legisladores su aprobación inmediata.
Estoy de acuerdo en atender la impostergable necesidad de dar a los mexicanos una Ley de Seguridad más acorde a los tiempos actuales. Pero lo tendremos que hacer respetando el elemental principio democrático de debatirla en aquellos aspectos que, a nuestra consideración, no atiendan el interés general de los ciudadanos.
En lo personal, y pensando en el interés general de los sonorenses, me resisto, definitivamente a militarizar el país. Me resisto a ver un Sonora lleno de retenes militares en los aeropuertos, en las carreteras y eventualmente en las ciudades sonorenses, con revisiones permanentes, exhaustivas e inútiles en la gran mayoría de los casos.
¿Qué caso tiene comprometer al Ejercito Mexicano en funciones que no le corresponden y generar acciones que molestan permanentemente a los ciudadanos y a las familias?.
Me ha tocado ver –al igual que a muchos sonorenses- cómo en el PRECOS de Querobabi bajan a la gente que ha cometido el pecado de usar la cuatro carriles para atender su negocio, visitar a un pariente o salir de vacaciones; y la someten a vergonzosas y públicas revisiones que a todas luces violan sus garantías individuales.
Me ha tocado ver –como a muchos sonorenses- a convoyes militares patrullando las calles de nuestras principales ciudades, generando mas que una sensación de inseguridad, la sensación de que “algo va a pasar” y no de que algo se va a componer.
Así me lo han platicado amigos, conocidos y sonorenses que se han acercado para comentarme esta situación de los retenes y de los patrullajes militares.
Y todo –rematan su comentario- para hacernos creer que revisándonos van a encontrar lo que hasta las mismas autoridades saben que pasa de contrabando por otros lados.
Sonorenses que al igual que yo, reconocen la labor de nuestras Fuerzas Armadas en la defensa de la integridad, la independencia y la soberanía de México, pero saben que el problema de la inseguridad es más un tema asociado a la impunidad y al cumplimiento del Estado de Derecho y que nada tiene que ver con la militarización del país.
Por eso, estoy convencido que, efectivamente, debemos aprobar cuanto antes la Ley de Seguridad, pero no sin antes discutir estos y otros aspectos que permitan al Estado Mexicano cumplir con su primer obligación, que no es otra que la de ofrecer tranquilidad y paz a los sonorenses y a todas, absolutamente todas las familias mexicanas.