Manuel Fernando López
Tras el dolor enorme por la pérdida de Juan Pedro Robles García, mi modesta pluma ha vuelto: fue un hombre creyente, al igual que toda su hermosa familia, en el Todopoderoso, el alfa y omega, principio y fin.
Una pérdida que traspasó el corazón de Ernesto Gándara Camou y, que en estos momentos tiene a la mayoría de sus amigos, en la incertidumbre sobre sus próximos movimientos en la política sonorense: en pocas palabras, si será el abanderado por la coalición –PRI, PAN, PRD—para disputarle a Alfonso Durazo Montaño, la gubernatura de Sonora.
Quizás el silencio de Ernesto, sea parafraseando la frase aquella de Enrique VIII rey de Inglaterra, —llamado defensor de la fe–cuando encerró al sacerdote Tomás Moro por negarse a divorciarlo; lo que a la postre causó la formación de la iglesia anglicana: la soberbia del hombre contra Dios.
La frase: “el silencio de Tomás – Moro—es un alarido en toda Europa” y, al final cuando ordena la muerte del sacerdote, lo condujo de lleno a los altares.
Pero en fin, seguimos esperando que el silencio de Ernesto, termine y, se suba al cuadrilátero contra Alfonso Durazo Montaño.
Ahora sí, la suerte está echada.