Manuel Fernando López
Para Martin Matrecitos Flores, el “”fundamentalismo” y, en consecuencia, las fobias y filias en política no tienen cabida; sabe y predica desde su arribo hace más de treinta años a la izquierda, el diálogo, la concertación con todos los actores políticos,
El aún diputado local , quien deshoja la margarita sopesando si va o no por la reelección por el distrito nueve, llama, siempre fiel a su estilo claridoso, “pecado original” la actitud asumida por los integrantes de la bancada — Morena, PT y PES — desde su arribo al Congreso del Estado, por la postura antes descrita.
La entrevista con el licenciado en educación por la Universidad Pedagógica Nacional y especializado en políticas culturales por la Universidad Autónoma Metropolitana, transcurre en su oficina de enlace, desde la cual tejió y, armó su campaña para obtener cerca de veinte mil votos y ocupar un escaño por Morena en el Congreso del Estado.
A punto de jubilarse en el Instituto Nacional de Antropología e Historia, donde se desempeñó al principio como cuidador de bienes patrimoniales y, desde donde a la postre tuvo su primer contacto con la política como representante sindical de sus compañeros trabajadores.
“No fui alguien que abrevara en las teorías marxistas; lo mío fue ayudar a la gente, a orientarlos desde una visión humana, social; alejado de intereses mezquinos; jamás pasó por mi mente lucrar a costillas de la gente”, afirma en la plática –más que entrevista—con el reportero.
Nacido en esta capital un treinta de enero de 1965, Martin Matrecitos, creyó en el proyecto hacia la presidencia del país, de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano en 1988, formando parte del Frente Democrático Nacional, “tras haber participado en la caída de Carlos Jonguitud Barrios, entonces poderoso dirigente del SNTE”.
Sonríe al recordar lo anterior: “ quitamos a un corrupto para elevar a alguien peor como Elba Esther Gordillo…”.
Llegó el PRD y Morena
Llegaría 1994 y, con éste, su ingreso oficial al PRD, merced a la invitación de Enrique Cobos Alcocer, hoy candidato de Morena por el distrito seis.
Fue secretario general del mismo en Hermosillo, con el empresario Benjamin Hurtado Aguirre como dirigente municipal.
Llega como regidor perredista al ayuntamiento de Hermosillo –2012 –2015—mientras se gestaba la formación de Morena bajo la conducción de AMLO.
Llegaría finalmente su ingreso a Morena, gracias a Julio César Navarro, en el 2015 e integrarse al través del Movimiento Ciudadano, haciéndolo como “externo”; iba apuntalado rumbo a la diputación local, Armando Moreno Soto por el distrito nueve.
Tras diversas peripecias políticas, finalmente Martin Matrecitos lanzóse por tal distrito, derrotando por muchos votos a su rival priísta, “El Canito” Vélez, hoy en la estructura del PRI municipal con Iris Fernanda Sánchez Chiu.
–Aún cuando en boca propia, halago es vituperio, ¿cómo miras tu desempeño en esta legislatura….?.
No lo traiciona la vanidad ni la egolatría: responde tras el escritorio de su oficina, donde al fondo tiene gallinas, dos gallos, una higuera sin hojas por el invierno y sobre todo una cafetera con excelente café.
“Ahí están mis actuaciones, mis argumentos para defender las iniciativas de AMLO para beneficio de los ciudadanos; también el apoyo de mis compañeros de bancada…”.
–De reelegirte, ¿qué corregirías como diputado…?.
“No incurrir en el fundamentalismo, buscar más la vinculación con todos los sectores sociales, los organismos y demás dependencias…”.
–¿Tu opinión de la política…?
“Es una forma de vida, de ver las cosas en favor de todos: siempre diálogo y más diálogo…”.
–Eres un fiel seguidor de AMLO y, no te ciega que existen errores, corruptelas en este gobierno de AMLO…
“Desgraciadamente no son las instituciones las que fallan, son los hombres, los funcionarios…”
–Dame tu opinión sobre Ernestina Castro Valenzuela, coordinadora de ustedes en el Congreso…?
“Ahí está la sociedad que la juzgue, la respeto y, aunque no concuerdo con ella en muchas cosas; la respeto…”
–¿Te obsesiona seguir en esto…?.
“Voy a parafrasear a AMLO: no soy un vulgar ambicioso; no entré en esto por ambición; aprendí de mi padre la albañilería, tengo la forma de ganarme la vida fuera de la política”.
En fin, las agendas marcaban rumbos distintos para ambos y, llegó el “hasta pronto”.