Manuel Fernando López.
Gobiernos van y vienen en este país, diferentes siglas llega al poder y, todos sus personajes, más tardan en llegar a los puestos que en olvidar sus promesas de campaña y seguir saqueando al cada vez más empobrecido pueblo mexicano.
Sinónimo de corrupción a ultranza es el asalto a los bolsillos ciudadanos, orquestados desde Capufe a lo largo y ancho de este país; si alguien conoce las entrañas de esta mafia institucional, es en Sonora, el aguerrido integrante y vocero del Movimiento por el Libre Tránsito, Alfonso Cannan Castaños, quien hasta con cárcel ha pagado el reclamo de miles de mexicanos contra tal saqueo.
Nos hace llegar a nuestra redacción, la siguiente “perla” de cómo y en dónde los millones y millones de pesos, van a parar en beneficio de estos vividores, que lo mismo han medrado bajo las siglas del PRI, luego del PAN y ahora de Morena.
Sale: Bosque Real Residencial» es un proyecto inmobiliario en el Valle de México, construido con dinero de las casetas de cobro operadas por Capufe.
Cuenta con un lujoso y extenso campo de golf así como con lagos artificiales, tiendas de souvenirs, etcétera, dos torres que albergan oficinas y departamentos, residencias de super lujo que van desde los 5 millones de pesos en adelante.
En este proyecto se han invertido al menos 4,500, (cuatro mil quinientos millones de pesos) provenientes del cobro de peaje en las carreteras federales.
Los empresarios beneficiados con el dinero de las casetas de cobro para realizar este proyecto inmobiliario de gran plusvalía, son Carlos Peralta, Gaspar Rivera Torres y Pablo Funtanet.
“Por ésto le decimos al presidente Andrés Manuel López Obrador que las casetas no son del pueblo, son por el contrario el más grande y cínico fraude en la historia de México”, consigna el citado luchador social.
El texto va acompañado de fotografías de lo anterior; de un mundo prohibido para el grueso de mexicanos: todo un monumento al cinismo y a la corrupción, tolerados desde presidencia por jefe de esta pandilla –AMLO—y quien sigue con su cantaleta de “no somos los mismos”.
Claro que no: son peores.