Manuel Fernando López
Patético ver, cómo la desesperación de Juan Francisco Gim Nogales para treparse aunque sea en la “batanga” del carro de Morena, manejado por Alfonso Durazo Montaño, en busca del gobierno de Sonora.
El ahora ex administrador de la aduana del recinto fiscal de Nogales, por donde millones de pesos y dólares caen diariamente en las cajas registradoras, alejado de su anterior paraíso, ve con temor que su anhelo de convertirse en alcalde de Nogales, se le está escurriendo como agua entre los dedos.
Hace días, Alejandro invitó a todos los seguidores de Morena a la caravana en favor de Alfonso Durazo Montaño por el inicio de campaña fronteriza, pero Gim se “colgó” de la misma, para atraer los reflectores sobre su persona, cuando el mensaje era convocar a la unidad.
Sigue como la mujer de Lot en la biblia volteando hacia atrás con el consiguiente peligro de convertirse en estatua de sal por extrañar el pasado: quizás dio un brinco al “vacío” al renunciar a su dorada posición, pero no hay retorno.
Ahora, está obligado a la “talacha” y, saber que las alcaldías se ganan con mucho esfuerzo dedicación; sabrá en caso de buscarla que el pasado siempre retorna para recordarle a los seres humanos su enorme fragilidad.
Es cuaresma y, la plebe como hace más de dos mil años exigirá a un Barrabás y, por desgracia a quien crucificar.
“¡La suerte está echada!”.