Manuel Fernando López
Más allá de las fobias y filias que deja una elección como la reciente en Sonora y, de contemplar la llegada de advenedizos e indeseables a diversos puestos públicos, alegra el alma que arriben hombres como Mario Martín Martínez, a una alcaldía como la de Navojoa.
La generosidad y el desprendimiento es su firma en un municipio devastado en todos los sentidos por la ladrona, cínica y sinvergüenza de Rosario Quintero, quien en su fuero interno, cree estar en el ánimo de Alfonso Durazo Montaño para seguir medrando en la jugosa nómina, donde enquistó a sus parientes sin el menor pudor.
Esta arpía, pertenece a la misma calaña de Sara Valle Dessens quien para variar como sus antecesores en el cargo –con muy pocas excepciones –destrozó a Guaymas, mientras sus finanzas—las de ella por supuesto– mejoraron ostensiblemente.
La ecuación es muy simple: un hombre bueno, un hombre decente, de lo cual ha dado múltiples muestras “El Mayito”, tiene que refrendarlo al frente del ayuntamiento de Navojoa, municipio al que tanto ha dado desde diversas trincheras sociales.
Obviamente el horror lo espera cuando esculquen a su antecesora y, encuentre el brutal saqueo al erario por parte de la cínica antes mencionada y, que no estuvo sola: existe una pandilla de seudo periodistas fascinerosos siempre dispuestos a arrastrarse con el que llegue al poder, mismos que hace mucho le dijeron adiós a la vergüenza y al afán de servirle a la sociedad.
Bandidos, asaltantes en pocas palabras, que la verdad sea dicha no soportan un examen de redacción, menos de cultura.
De esta fauna debe cuidarse “El mayito”; un hombre bueno y decente : un rara avis en la política.
No lo olviden: está en pectore de AMLO y, no es cualquier cosa.
¡Alea jacta est!