Manuel Fernando López
Apenas el fin de semana pasado, en mi columna consigné cómo Ramón Angel Flores Robles, quien sucediera en la dirección estatal – los nombres del cargo ahí se los dejo a ellos—al sempiterno Jaime Moreno Berry, con nada menos que 24 años ostentando dicha franquicia, había ¡por fin! Sacar del marasmo a dicho partido posicionándolo tanto en el Congreso del Estado como en varias alcaldías, cuando tras una llamada telefónica, el ex alcalde de Arivechi me confesó no estar ya al frente del PT en Sonora.
Lo anterior, debo confesarlo me sorprendió muy poco, dado cómo se maneja la cúpula a cargo de Ana Gabriela Guevara; iba a decir que le aplicaron al amigo, una purga estaliniana, pero sinceramente no creo que la ex corredora, otrora orgullo sonorense y ahora vergüenza nacional por corrupta y cínica entienda dicho concepto, porque es una inculta hasta la pared de enfrente.
Hace mucho aprendí que no debe gastarse “saliva en acémilas” y, mi postura hoy e4s de solidaridad y reconocimiento para Ramón Flores, a quien así le pagan sus logros para posicionar lo que era antes de él, un ente amorfo.
No ha dicho el de Arivechi sobre su destino político, pero sabemos que la política es el arte de lo posible y, sobre todo que nomás existen dos países en el mundo donde los muertos resucitan: Israel y México.
Y Ramón Flores tiene mucho capital político para que no lo desaprovechen; ¡salud amigo!, porque cuando la noche está más oscura, se acerca más la luz.
¡Alea jacta est!.