Por Víctor Fausto Silva D.
Definitivamente, no está bien de la cabeza alguien que sale a impartir conferencias sobre buen gobierno, mientras le chifla al toro escamoteándole información a su sucesor, aun a sabiendas de que innecesariamente está poniéndose las patadas con Sansón.
Es lo que viene sucediendo con la maestra Chayito Quintero, que sigue mareada sobre su ladrillito, mientras los de su pandilla –perdón, equipo- más cercano insisten en pitorrearse del “Mayito” Martínez y la gente que puso al frente del proceso de entrega-recepción.
Chayito: le está chiflando al toro.
Con el tiempo en contra, al próximo alcalde ya le llenaron el saco de piedritas y no parece dispuesto a tolerar más, porque la señora ya se pasó de tueste con sus desplantes y ya se empezaron a tomar medidas de claro deslinde y advertencia de que el morenista no viene a apechugar con desgarriates ajenos.
Una de dichas reacciones es sin duda la denuncia –ooooootra a su cuenta- que el comandante de Bomberos, Edmundo Valdez, acaba de presentar ante la Fiscalía Anticorrupción contra la alcaldesa, que de la noche a la mañana y sin argumento alguno les “desapareció” a los tragahumo dos millones de pesos, aportados por los navojoenses como donativo en sus pagos de agua potable.
Sería propio de idiotas o de muy prepotentes ejecutar una estafa así contra los Bomberos, a sabiendas de que si alguien conoce el teje-maneje ahí es precisamente el “Mayito”, por haber presidido su Patronato.
O sea: a doña Chayo y sus achichincles les valió cuete conocer el antecedente y por ende, también las consecuencias que habrá de acarrearles su atraco.
Por lo pronto, el “Mayito” manda doble señal: no está manco, y ya lo hartaron jugándole el dedo en la boca, en un proceso que él mismo ha definido como de “entrega-decepción”.
A la señora nada más le falta salir con que entregará formalmente la silla en el armatoste del elevador que a precio de oro construye en el palacio municipal, su “magna obra”, porque a esos niveles está llegando su descarado pitorreo.
Cuidado, pues, porque nunca ha sido buen negocio chiflarle al toro…