Manuel Fernando López
La cara de “sargento mal pagado”, Ernestina Castro Valenzuela, quien como tantos advenedizos que supo plegarse al Frankestein del mesías tabasqueño, lejos dejó aquella vida de necesidad cuando pertenecía al PRI y demás militancias a las que traicionó “porque vio la luz” como Saulo de Tarso, en su camino a Damasco, se dispone—quizás ya lo hizo—en cobrar su “pobre” aguinaldo para estas fiestas decembrinas por la friolera cercana a los 300 mil pesos.
La misma, al igual que otros fascinerosos que la acompañan en su “titánica” labor en el Congreso del Estado a “favor” del pueblo, de los más necesitados; todos con “el Jesús en la boca“ para que no les “corten” el agua o los embarguen por tal o cual deuda.
No es la única, esta Robespierre de Huarache, quien lleva tiempo desgarrando sus vestiduras en el congreso en aras de la honestidad, olvidó la frase romana –qué va a saber esta ignorante—que la mujer del césar, no solo debe ser honesta, sino parecerlo.
La acompañan en esta asquerosidad y,
Durazo Montaño gobernador de Sonora, no debe estar muy contento con este insulto a la sociedad; mientras él busca orden en sus finanzas, éstos depredadores hacen lo contrario y, no se vale.
He aquí –hasta el momento—otros que acompañan a esta vividora para “mamar” de erario: Alejandra López Noriega—vocera de la honestidad panista—el “tarzán” Héctor Raúl Castelo, que en realidad debería apodarse en lugar de “pollo”, “sanguijuela”; luego María Alicia Gaytán –Morena—y, aunque no lo crean, Fermín Trujillo Fuentes.
Que encanto de léperos y vividores.