El Código
Manuel Fernando López
Bonnafoux Alcaraz, los apellidos de esta mujer, quien ya probó las mieles de paraíso presupuestal, gracias al que antes fue el partido del “bien común”, el Partido Acción Nacional –y que hoy en día se ha convertido en el del “bien propio y personal”—llegando a la diputación federal en la LXIV legislatura y, que ahora bajo la sombra protectora de Florencio El Chito” Díaz Armenta, secretario del ayuntamiento, cobra –y vaya si sabe—como directora de comunicación social de éste, en Hermosillo.
Alejada por el momento de aquellas “dietas” rigurosas –en lo económico conste, no en lo físico—esta señora, en pleno descuido de su labor para atender a los medios de comunicación para la imagen de su presidente, Antonio Astiazarán Gutiérrez, anda “desatada” en un activismo feroz por diversas colonias de Hermosillo, para “seguir escuchando las necesidades de las colonias…”.
El colmo en esta actitud grotesca de esta funcionaria pública, es hacerse acompañar por los integrantes del equipo de prensa del propio ayuntamiento y, éstos, obligados a redactarle los boletines a quien ciertamente está ahí, para conducirlos a servirle a su patrón y demás funcionarios del gabinete; a ella no.
Pido demasiado: es una ignorante del periodismo –si este no habla bien de ella – y, en consecuencia, ni el mínimo asomo de lo que es redacción; bien dicen que origen es destino y, responde al llamado de sus siglas panistas, para sin decoro alguno, continuar pegada a la teta presupuestal.
Van algunos de sus pronunciamientos en algunas colonias, sobre todo el de Fuentes del Mezquital, donde la única responsable, el puente entre ayuntamiento y ciudadanía, es la síndica procuradora, Zayra Fernández Morales, quien debe estar no precisamente contenta por dicha actitud de Madeleine.
“Ho visité a vecinas y vecinos –con decir vecinos basta señora—de las fuentes del Mezquital para continuar trabajando en construir comunidad –sic—y seguir escuchando las necesidades de las colonias”.
Genial: no son los habitantes quienes padecen necesidades, sino las colonias; ¿en qué curso de periodismo y redacción aprendió esto, señora?.
Ni el secretario del ayuntamiento y, menos el alcalde le han marcado el alto, porque trae el sello del panismo, al igual que Ana Carolina Guerrero, quien cobra en agua potable y, sin rubor alguno es dirigente de las juventudes panistas de Hermosillo, así como otros panistas enquistados en el actual gobierno.
De entrada, el propio alcalde es un híbrido político y, como tal lo jalan de un lado y otro para cumplimentar caprichos; para tales sinvergüenzas metidos en la nómina, dejar hacer y dejar pasar. Mientras que a priístas los vigilan día y noche.
Son igual o peores que los impolutos de Morena; a ver cuando Madeleine empieza por hacerse responsable del puesto que se le asignó y, dejar el proselitismo en aras de regresar al paraíso del Congreso del Estado, sea vía plurinominal –la mejor—o la más difícil, gastarse las suelas de sus zapatillas en las colonias.
Lo segundo lo está haciendo, lo primero para lo cual la nombraron no; hay quienes le sacan “las castañas del fuego”: claro, sin el sueldo que esta mujer devenga; ojo, sueldo, no “dieta” con la cual es una seguidora fanática.