El Código
Manuel Fernando López
De plano, hay funcionarios en este gobierno que tomaron y , siguen tomando a broma la promesa del gobernador Alfonso Durazo Montaño, de que “en mi gobierno no habrá una sola rata…” y, también la de “… no habrá farsantes”.
Más aún: el que esto escribe, presente estuvo en el auditorio de la CTM , cuando el originario de Bavispe, bajó del presídium, porque dijo gustarle hablar a todos desde el mismo nivel , “a ras del suelo” , evidenciando a un gobernante con sensibilidad.
Algo, de lo que carecen y a decir basta, algunos “payasos” insertados en la nómina estatal, más que por méritos propios, gracias a la generosidad del gobernador y, en lugar de agradecimiento, le corresponden haciendo lo contrario a lo que predica y practica su jefe político, al que le deben el rescate del ostracismo y del hambre.
Además con la firma de los mediocres y traumados, amén de incultos: prepotentes y soberbios, creyéndose dueños de hacer y deshacer a su antojo; sobre todo contra los más débiles, indefensos, los eternos olvidados y jodidos de esta sociedad eternamente injusta.
Con los poderosos económicamente, a esos que el gobernador en su momento definió como los que han mandado en Sonora, e impuesto sus voluntades, tipos así, se arrastran y, se ponen a sus órdenes de la forma más abyecta.
Entendible por parte de Alfonso Durazo Montaño –“siempre estoy viajando a[CA1] Bavispe”—cumplir compromisos derivados de la amistad o, bien, para quienes le ayudaron en su campaña para gobernar la entidad, pero vendrá la criba tarde que temprano contra aquellos malos servidores.
Va uno, entre varios que medran en este gabinete: tras pasarse diez años en la ciudad de México, llegando a Sonora, un mes antes del triunfo de ADM, José Pablo Rubio Fierros, es ahora nada menos que coordinador ejecutivo de Bienes y Concesiones y, desde aquí, en breve tiempo ya mostró sus largas uñas.
Ostentándose como “doctor en administración pública”, este mal servidor por completo ajeno a la idiosincrasia del sonorense, si lo dejan en la Hacienda de la Flor, está más perdido que un pingüino en el desierto, está haciendo “méritos” suficientes para ganarse el odio, en primer lugar de sus empleados y, en segundo de los ciudadanos frenados en sus trámites ante la dependencia en mención.
Ojalá no siga haciendo operaciones inmobiliarias para el “chico man” y el “chapo Mejía”, desde siempre muy ligados a un poderoso personaje sonorense; de entrada le arrebató “por sus pistolas” a Bárbara Muro, directora del centro de gobierno y del auditorio cívico municipal, cerca de quince millones de pesos, presupuesto destinado para el mantenimiento y servicio de los mismos.
Dinero que el “doctor en administración pública”, lo usó para licitaciones amañadas, empresas fantasmas de seguridad privada, servicios de limpieza y, demás rubros donde pueda meter mano “el doctor”
Sobran personas –en breve la entrevista con una señora—quienes sufren la prepotencia de este sujeto; la señora en mención, ya pagó cerca de dieciocho mil pesos por un terreno y, es hora que el funcionario(¡?) no autoriza cancelar la reserva de dominio.
Seguramente anda muy ocupado.
[CA1]ispe