Fernando Moreno Chávez
No entiendo el argumento político y justiciero de mi país: si eres narco, tienes un arsenal de fuego, traficas droga, extorsionas los negocios bien habidos la respuesta del Gobierno es darte un abrazo. Sin embargo, si cometes una falta administrativa cae el peso de la ley con todo rigor. El argumento es que vivimos en un “Estado de Derecho”.
Indudablemente dejar tu vehículo en un lugar prohibido esta mal, es falta de conciencia ciudadana, es una falta administrativa a la ciudad donde resides y es también un fallo ético en el comportamiento como persona.
Pero, ¿Qué sucede sí cuando salimos de la actividad que nos llevó a dejar nuestro vehículo, propiedad privada, en un lugar prohibido no está en el lugar dónde lo dejamos?
Inicia el pregonar, el pedir favores a los locales para buscar información sobre que pasó con nuestro vehículo, propiedad privada. La idea principal que se cierne sobre nuestro cerebro es:
¡Se lo robaron!
Preguntando y dando lastima llegan recomendaciones, una de ellas es que se lo pudo llevar la grúa. Existe la posibilidad de que si no se lo robaron esté en algún corralón. El alma se llena de esperanza y corres a la comandancia para averiguar si es así. Y corres literalmente, porque no tienes carro, propiedad privada.
Llegas a la Comandancia Centro, tu vehículo en el arrastre de la grúa no fue dado de alta con el modelo correcto. Otra batalla burocrática. Solo queda bajar la cabeza y sonreír, intentar quedar bien con el oficial, con la persona que atiende la información, con el que se atraviesa y con la conciencia de humillación también. Porque si no lo haces se cerrará la información sobre tu vehículo, que tu creías de propiedad privada.
Quedando gente buena en nuestro Hermosillo, te sopla un oficial, viendo tu lastimero rostro: vaya y averigüé con las grúas directamente, esta aquí a dos calles. Te indica cortésmente y tu rostro sonríe ante la información. No puedes besarle la mano, porque se ha dado algo inusitado, se han encontrado dos ciudadanos de los de antes, alguien que solicita información y alguien que responde cortésmente, aunque a él no le tocara.
Ya es noche, llegas a las oficinas de las grúas casi corriendo pensando que ya cerraron y que un día después te responderán. Gente amable te atiende y en efecto encuentras tu carro, ese carro que pensabas era propiedad privada.
Han pasado 5 horas de pesares, angustias, enojos e impotencia. Ves de lejos tu carro, propiedad personal por esfuerzos de trabajo y ahorro, pero ya no es tuyo. Pertenece al Municipio de Hermosillo porque te estacionaste en un lugar prohibido.
Si tienes el capital para pagar su liberación volverá a ser tuyo, de otra manera lo desvalijaran, anteponiendo que son personas ajenas que se introducen de manera ilegal a los corralones, aunque ellos son los responsables de hacer las cosas legales. Vaya si el policía es asaltado ¿qué podemos esperar que le pase al ciudadano?. La ecuación parece sencilla. No es sencilla para quien piensa.
Como ciudadano le hago las siguientes preguntas al presidente Municipal, también a su cabildo y al poder legislativo del Estado de Sonora:
En el Reglamento de Transito Municipal de Hermosillo, en el Capitulo Séptimo dice a la letra:
ARTÍCULO 37.- Cuando un vehículo esté indebidamente estacionado, cause interrupción al tránsito u obstruya la visibilidad de señales o dispositivos de tránsito cuya visión sea importante para evitar accidentes, será retirado con grúa y trasladado al depósito autorizado. Los gastos de acarreo y pensión serán por cuenta del infractor.
El argumento de mi parte es sencillo, el vehículo no estaba estacionado ni siquiera torcidito un poco, que es lo que se interpreta por mal estacionado; por lo tanto, no causaba obstrucción o interrupción del trafico, en un lugar donde se circula a 10 kilómetros por hora, sin embargo, fue causal para que se lleven el vehículo con grúa.
Quisiera saber el argumento de llevarse en grúa a los vehículos estacionados en una raya roja ¿Será recaudación pura de parte del Ayuntamiento? Yo no creo. Lo digo por convicción, mas bien creo que los policías municipales, junto con sus mandos, las empresas de servicio al ayuntamiento están tan coludidos que han generado una línea de acción muy provechosa para ellos, para ellos no para los ciudadanos que pagamos las consecuencias.
Como ciudadano veo algo muy extraño en todo esto. Las grúas son privadas. Quisiera saber el origen de que sea un servicio privado, el cabildo y los integrantes que aceptaron un contrato de servicio con una empresa de grúas que sabe más que el mismo Ayuntamiento de Hermosillo, porque recordemos que en esta crónica supo más el personal de la empresa de grúas que los servidores públicos del Ayuntamiento de Hermosillo. No me digan que es muy difícil sacar las cuentas, yo les puedo dictar: cuantos arrastres contra cuanto vale el contrato diariamente. La pregunta honoraria es: ¿Por qué se decidió subrogar ese contrato en lugar de que el Municipio de Hermosillo lo ejerza?
¿En que manos estamos como ciudadanos? ¿Quien autorizó una ley que pasa por encima del derecho de propiedad privada por estacionarte mal?
Si esa eficiencia se aplicara a los delincuentes, seriamos un ejemplo mundial. Yo no creo en la política, tampoco en las promesas, me guio por los hechos.
Expliqué mi caso, espero su respuesta, clara, firme y valiente. Transparente como los sonorenses de verdad. ¿O acaso hay que esperar días para encontrar los recovecos de las salidas políticas y usuales de autoridades, empresas y gobiernos coludidos? O quizá apostar al olvido, total ya vienen las Fiestas del Pitic y el arte y cultura en su máxima expresión con Christian Nodal.
Quisiera que los abogados y jueces me explicaran por qué en un país como el nuestro, con estado de derecho, la propiedad privada se vuelve vulnerable a los argumentos laxos y ambiguos de una Ley de Transito en un Municipio.
También quisiera saber por qué hemos tardado tanto los ciudadanos en escribir, exponer y recrear los abusos de las autoridades. Somos culpables ambos: unos por dejados, otros por aprovechar ese hueco, no de las conciencias ni de las virtudes sino del botín.