En respuesta a Raúl Romero, por su escrito en el periódico La Jornada del 20 de junio del 2022.

Por Redacción Jun 22, 2022

«A neurotic is a man who builds a castle in the air.

A psychotic is the man who lives in it.

A psychiatrist is the man who collects the rent.»

 Jerome Lawrence

 Nací en la Ciudad de México, mí formación fue netamente científica, viajé al extranjero y por diversos trabajos hablo varios idiomas. Soy científico con patentes certificadas por el IMPI y aventurero emprendedor como empresario.

   Me gusta leer y pensar, participar activamente en el progreso de nuestro país. Colaboro de la mejor manera, una de ellas es la critica sarcástica, recrear la ironía, repartiendo su parte a cada cual. No soy político, ni quiero serlo. Soy alérgico a las mentiras y las promesas, fui entrenado para los hechos.

   En nuestro país, el ente político esta corrompido, de otra forma la reto a demostrar lo contrario. Este ente ha sido culpable de tenernos en las tinieblas del progreso a pesar de nuestras riquezas y la capacidad de nuestra gente para progresar. Un buen ingeniero, un buen servidor público, un buen sociólogo o un buen doctor cambian la vida pública.

   Se aferran a que la política es la que hace los cambios. No es verdad.

   Se pueden hablar muchos idiomas sin decir nada; se pueden hacer preguntas como Lord Molécula, el original o el de Sonora, da lo mismo, en las mañaneras, sin decir nada; puede dar repuestas el presidente, sin decir nada. Estamos agotados como ciudadanos. No somos estúpidos, tampoco ignorantes, no ocupamos definiciones sino propuestas de solución.

   Es una vergüenza definir términos e historia de la delincuencia, sin aportar alternativas de cómo solucionar el problema, aunque se exprese ese texto en varios idiomas. Es una vergüenza escuchar al presidente de la República Mexicana decir que en Sinaloa no hay muchos muertos porque solo existe un cartel y entonces no hay pelea por la plaza. ¿Y cómo elimina a ese cartel? La justicia y las leyes en México se acomodan a modo de los delincuentes, el presidente de la República instituye la estrategia: Abrazos.

   ¿La solución de los políticos es dejar un solo cartel en cada estado para que no existan problemas y solo abrazos? ¿Las preguntas mañaneras de Lord Molécula se amparan en que habla, según él, por todos los sonorenses? ¿Cómo creer en sociólogos que muestran títulos y habilidades que solo recrean en letras vanas y definiciones?

   La pregunta capital es ¿por qué un periódico como La Jornada se ha vuelto cómplice de todo este teatro que no deja avanzar al país a propuestas de soluciones reales? Siempre lo leí con interés, ahora lo hago con vergüenza. Dar todo por nada tiene su costo: la incredulidad. El periódico que fue vanguardia y crítica, que fue paladín de las ideas y formas, hoy solo recibe pleitesías a los errores y discursos de palabras políticas.

   ¿Dónde se quedaron los periodistas autónomos y discordantes?, ¿dónde abandonaron las ideas los acobardados, o beneficiados, por el poder político? poder que sigue siendo el mismo con otro nombre, ¿dónde nos dejamos tejer por ese discurso de que vamos a mejorar con este gobierno de palabras y no de acciones?

   Queremos mas igualdad en México. Pero no queremos pobreza extrema para ser iguales, todo por un ente político sin rumbo. Un ente que militariza al país, deteniendo los proyectos de desarrollo en el entorno, solo protegiendo sus ideas faraónicas que pasan  todas las reglas sin ley, que desvían fondos que podrían impulsar el progreso de los demás estados, porque parece que solo existe el sur ahora, el norte del país desapareció.

   También me resisto a periodistas que dan conferencias de su experiencia por las mañaneras, como si eso les mereciera ganar el próximo Pulitzer al periodismo.

   Me resisto a los sociólogos perdedores del rumbo. La sociología es ciencia, pero se debe demostrar. La sociología no es la Real Academia de la Lengua para definir qué es la delincuencia y qué no, para eso están los linguistas y las procuradurías de justicia, que brillan por su ausencia, los primeros por desaparecer en las definiciones del día y los últimos por aparecer solo el  día de cobro.

   Me gustaría que las herramientas de definiciones progresistas de la sociología se integraran a las procuradurías de justicia de nuestro país. Que definieran un rumbo concreto para liberarnos de la delincuencia, no para convivir con ella, indefensos como ciudadanos. Que los políticos fueran coherentes con sus discursos y que realmente trabajáramos por ser mejores.

   Son sueños los míos, no puedo cambiar las estructuras del poder, tampoco hacer entender a muchas personas que solo nos usan en la época electoral, menos a los cánones de la sociología, una ciencia que se quedó en la definición como diccionario y no como breviario de progreso y desarrollo. Tampoco puedo cambiar a los periodistas corruptos y chayoteros, subyugados al poder, vergonzosos para las letras.

   Parece político mi texto, sin quererlo, es solo sociología científica. ¿Por qué Alemania se ha levantado tantas veces a pesar de sus malos políticos y guerras devastadoras? ¿por qué viven mejor los chilenos a pesar de su poca democracia? ¿por qué los cubanos son pobres, aunque tienen un desarrollo increíble en la educación? ¿Por qué los noruegos son ricos, todos, por su petróleo, incluyendo su afán de cuidar la naturaleza?

   La sociología, la política y la justicia en nuestro país encontrarán una definición de desarrollo por allá en 2079, quizá enero 18, por la tarde. Estaré muerto, me gustaría lo escribieran en mi epitafio, para enterarme en la visita del día de muertos.

   Confío que no exista político, en el ínter, que condene el festejo de dia de muertos por neoliberal o artífice de una alegoría política. Confío en que no existan sociólogos que definan que las almas no existen. Confío que los periodistas chayoteros hayan remontado a la libertad de expresión. Confío que mi estirpe me recuerde como un soñador, aspirante de un mejor país y oportunidades. Es más, confío en que mi país sea mejor y mis coterráneos hayan superado sus miedos y sus aspiraciones sean el motor de su vida en un país libre.

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