Manuel Fernando López
Hermosillo está destrozado en toda su infraestructura y, el alcalde cree en su soberbia que andar “parchando” las calles de esta ciudad, le autoriza, obviamente con la complicidad de regidores afines, disponer a su antojo de endeudar –aún más – a los ciudadanos, que ya no aguanten lo duro sino lo tupido.
No hay piedad para el ciudadano; a fin y al cabo, jamás podrán vivir en “La Jolla”, como vive el que una vez fuera “el particular” de Armando López Nogales y, que gracias al PRI, disfrutó de las canonjías de este partido.
Mismo al que sin asomo de vergüenza –nunca la ha tenido—traicionó y en un mimetismo increíble, en aras de seguir “mamando” , arrancó como hetaira de la política a los brazos del PAN, plataforma que llevó a la presidencia municipal de Hermosillo.
Lo anterior no es de extrañar; hoy por hoy, el sello de la casa, se llama traición, el oportunismo y a jugar con la desmemoria, los “judas” están a la orden del día; olvidan que el ayer siempre toca a puerta y, en el caso de este fatuo y soberbio, ya llegó.
Basándose en lo anterior y con la complicidad de sus regidores afines pidió un crédito de 116 millones de pesos; el lépero no los pidió en corto plazo, sino a pagarlos en ¡quince años!; claro que lo pagaremos los ciudadanos; él se va a su fastuosa casa o a viajar en el yate en San Carlos.
Con su mito gigantesco de los paneles solares, este tipo hace su negocio particular –mañana, basado en información científica se lo demuestro—y, lo peor aún nada contento está el gobernador Alfonso Durazo Montaño, con estas actitudes de alguien que lastima a los hermosillenses.
Hay mucha molestia en el gobierno estatal.
Lo esencial: tal crédito –116 millones de pesos—de seguro nada contento tiene al gobernador , porque el mismo estaba destinado para mejorar la red de agua y, el “tigre toño”,desvió el recurso sabe dónde.
La última palabra la tiene el Congreso del Estado y, saben qué : no pasará esta infamia.
Esto se llama traición.