Manuel Fernando López
Desde siempre y, con base en muchas pláticas con usted Alfonso Durazo Montaño; sobre todo tras aquella inmensa tragedia del magnicidio de aquel soñador como fue Luis Donaldo Colosio Murrieta, usted expresó su profundo respeto al oficio de los periodistas.
Más aún y, le escuché en un encuentro con el flamante presidente municipal de Hermosillo – “el traidor”—Antonio Astiazarán Gutiérrez, definiéndose como “profundamente democrático”.
Los hechos –siempre los hechos—terminan por destrozar el discurso de los políticos y, en especial a los integrantes de este Frankestein llamado Morena, donde cabe todo el “cascajo” –usted así los definió en su campaña rumbo a la gubernatura—y, demás tránsfugas de diversos partidos políticos, que en aras de “no vivir en el error” –fuera de la “teta” pues—de la noche a la mañana, “vieron la luz” y, hoy como buenos parásitos lograron integrarse a su gobierno.
Hace unas horas, mientras usted promocionaba las “bondades” de nuestro estado en la sede del imperio, Washington, sus lacayos en el Congreso del Estado, nos asestaron una brutal puñalada a los reporteros, criminalizando nuestra actividad y, prácticamente colocándonos a la puerta de la cárcel.
Delito: disentir, informar sobre la realidad de cómo los criminales, galopan impunemente sembrando el dolor, la muerte y toda la infamia propia de estos sicópatas gracias a los “abrazos, no balazos” del sicópata mayor AMLO.
Usted gobernador es un hombre que lee –me consta—obras basadas en la plena libertad de quienes las escribieron y, muchas de ellas, se transformaron en “clásicos” de la literatura.
Bien lo dijo en su momento el inolvidable oaxaqueño Andrés Henestrosa—fue incluso diputado en el Congreso de la unión—“la palabra libera o esclaviza”.
En el decreto 40, que usted envió a su camarilla de incondicionales en el Congreso del Estado – lleno de acémilas—se hizo eco del “mesías tabasqueño” ; pensar que la “checa”, la Gestapo y la Stassi, habían desaparecido, no es cierto: han vuelto y, se llama la 4T.
Va textual la infamia: “Al que por cualquier medio y fuera de los supuestos autorizados por la ley, audio grabe, comercialice, comparta, difunda, distribuya, entregue, expongan, envíe, filmen, fotografíe, intercambie, oferte, publique, remita, reproduzca, revele, transmita o video, imágenes, audios, videos o documentos de cadáveres o parte de ellos que se encuentren relacionados con una investigación penal de las circunstancias –sic-.- de la muerte o de las lesiones que éstos presente, sea en el lugar de los hechos o en cualquier domicilio público o privado, se le impondrá de cuatro a diez años de prisión y, multa por un importe equivalente del valor de medida –¡?—y actualización”.
No gobernador, así no: per se, en nuestro oficio siempre late el peligro y, ahora usted un “profundamente democrático” se ha convertido en un perseguidor de periodistas; pero además parafraseando aquello de “por quién doblan las campanas”, su decreto ha causado reacciones no solo del gremio periodístico nacional e internacional , sino de defensores de derechos humanos y, varias organizaciones civiles pisoteadas por el poder.
No le aprendieron al PRI–de donde usted viene, igual que AMLO—que jamás buscó amordazar a la prensa: que pena por sus asesores jurídicos.
Ordéneles que se preparen para la cascada de amparos que vienen: bienvenido a Sonora, donde usted nos ha puesto la guillotina sobre los cuellos.
“¡La suerte está echada!”