Manuel Fernando López
La frase es nada menos que de Benjamín Franklin y, obvio que el gobernador Alfonso Durazo Montaño, la conoce a la perfección; sabe perfectamente que en política, la economía, la realidad siempre se impone a las buenas intenciones de todo gobernante, en este caso del capitán del barco llamado Sonora, mismo al que desgraciadamente se ve obligado a llevar a buen puerto; es su obligación desde el día que prestó juramento como tal.
Sabe que el costo por seguir falacias populistas, en aras de quedar bien en lo inmediato, siempre tiene consecuencias funestas para los ciudadanos –verbigracia Luis Echeverría Alvarez, entre otros—y, ha preferido enfrentar la brutal realidad de Sonora.
La realidad tiene un nombre y una firma: Claudia Artemisa Pavlovich Arellano y, su pandilla depredadora que saquearon las arcas estatales sin piedad –preguntarle a dos de sus esbirros en el Congreso del Estado: “El Pato” de Lucas y Natalia Rivera Grijalva—y, que han obligado al gobernador, contra su voluntad a solicitar un crédito por mil 250 millones de pesos para diversas obras.
Lo anterior porque el oriundo de Bavispe , sabe que aún cuando el gobierno federal “tiene el compromiso político” del gobierno federal como bien lo dijo Alvaro Bracamonte Sierra, secretario de gobierno, prefirió con el visto bueno de su jefe, recurrir a dicho crédito.
Más aún : “…el gobierno estatal debe estar preparado con alguna alternativa para resolver en caso de que la federación no estuvieras en condiciones de transferir los recursos”.
Sin desperdicio la “enorme confianza” que se tiene en las promesas del “mesías” AMLO, quien es fiel ejemplo del “son de la negra” : “a todos diles que si, pero no les digas cuando…”; como bien dicen en Sinaloa, “aquí nos va a cantar el piticuy…”.
Al recibir una administración –¡?—devastada por la ahora embajadora en Barcelona, España, Claudia Pavlovich, Alfonso Durazo Montaño, se vio precisado a un crédito por dos mil 600 millones de pesos para solventar diversas deudas, mismo que a decir del secretario de gobierno, ya fue pagado.
Tan fácil que era señor gobernador, pedirle este dinero a la saqueadora Claudia Pavlovich Arellano, premiada con un consulado en lugar de una celda en el Cereso por ladrona; lamentablemente AMLO se la quitó de las manos.
O, en caso contrario pídale el dinero al esposo de ésta, Sergio Torres, quien como “primer damo” hinchó sus bolsillos, así como toda su familia: de nuevo, los jodidos, a pagar por tales brutalidades y cinismos.
Lo mejor gobernador.