Manuel Fernando López
“No somos los mismos…” AMLO
Siempre acusando su ignorancia supina, el sicópata mayor que duerme en el enorme palacio nacional –quizás tenga el catre cerca de la fotografía de Benito Juárez—cada vez que a su reducido cerebro le llegan acusaciones diversas por corruptelas, saca a relucir su trillada “frasesita” de “no somos los mismos”.
Claro que no presidente, ¡son peores! y, encima cínicos: con todo y la historia de traiciones del “santón” de la masonería en México, volvería a morirse por la vergüenza en que convirtieron su famosa frase de vivir “en la justa medianía”.
Basta recordar la historia sobre el Istmo de Tehuantepec –a la postre el canal de Panamá– para darse cuenta de la sumisión total del “indito” de Guelatao, Benito Juárez , ante los Estados Unidos.
Pero eso fue hace muuucho tiempo, dirían los conservadores y neoliberales: llegó el engendro de Morena con su enorme licuadora para revolver a miles de tránsfugas, a “cascajos” y, con la bendición del mesías, convertirlos en impolutos y, dignos de marchar a su lado para destruir a este pobre país.
Basta de disgregaciones históricas y, traigamos a colación, el caso de Carlos Ernesto Zatarain González, ex alcalde de Guaymas y, quien tirara al mar sus ropajes del PRI—donde tanto “mamó”—para correr en su desesperación de vivir en “el error”, a cobijarse a la sombra de AMLO.
Junto al ropaje, tiró también –si algún día la tuvo—la dignidad en aras de colgarse del erario, gracias a la generosidad del gobernador Alfonso Durazo Montaño, en agradecimiento por su “enorme aportación” de votos a favor del ahora su jefe.
No es cualquier cosa el uno por ciento alcanzado por “El Bebo” y, le llegó el premio con la dirección del Cecop, donde cobra y muy bien; de paso, premió a sus allegados más cercanos, por la “inmensa” campaña, para enquistarlos en la nómina de tal dependencia.
Entendible lo anterior, pero cuando el “cochi” agarra la mazorca, no la suelta por nada del mundo: como buen padre, protector de su familia, ya logró meter a su hijo Jorge Carlos Zatarain Mungaray al paraíso del erario.
Ahora, desde el pasado cuatro de abril es nada menos que director de asuntos jurídicos y normatividad de la dirección de asuntos jurídicos de la operadora de asuntos estratégicos del gobierno del estado de Sonora.
¡Uuuufff! por nombre no para el puesto que le consiguió el eterno vividor del otrora PRI y, que como tantos supo “ver la luz” a tiempo en la figura del profeta Andrés Manuel López Obrador.
Claro, tal nombramiento –no piensen otra cosa por favor—de seguro fue por sus grandes méritos como abogado y, en modo alguno nada que ver con el nefasto nepotismo que tanto practicaron en el PRI y el PAN y, el cual fue desterrado para siempre de la 4T.
Más aún, en aras de ratificar la honradez del ex alcalde de Guaymas, cuando fue director general de concertación social de la Sedatu, benefició al junior con contratos como proveedor.
Otro bandido beneficiado con la nobleza del gobernador Alfonso Durazo Montaño, es el titular del Instituto de Infraestructura Educativa, Cuauhtémoc Galindo, ex alcalde de Nogales y, sobre quien pesan más de treinta denuncias por malversación del erario –por rata pues, sin eufemismos—mismo que aportó la friolera de menos cinco por ciento de votos para la campaña del originario de Bavispe.
Lea usted el enorme queso que tiene este ratón en tal institución: nada menos que ¡cuatro mil millones de pesos anuales!
¿Y la contraloría que presidió Miguel Angel Murillo en el sexenio pasado?
Bien gracias, al igual que la actual presidida por Guillermo Noriega: la misma historia de siempre: al jodido, todo el peso de la ley, el garrote vil; al poderoso la alfombra y, premios del gobierno.
Pregúntenle a Claudia Pavlovich y, a su “primer damo”, Sergio Torres.