Manuel Fernando López
La palabra –amigo—solo tiene cinco letras, pero encierra un mundo de significados.
El toral se llama agradecimiento y, desde hoy para ti, lo tienes eternamente o, mejor dicho, hasta que el Señor me permita caminar sobre sus dominios.
La vida da cachetadas amigo: ayer, confrontados por esa serpiente llamada política; hoy, nos fundimos en un abrazo para siempre.
“Más doloroso que la mordida de una serpiente, es la ingratitud de un hijo” dijo Shakeaspeare y, trayendo esta frase al momento actual; hemos matado a la serpiente y a la ingratitud.
Solo tengo la palabra para agradecerte y, esta libera o esclaviza; tus cadenas y las mías fueron rotas por la amistad.
Gracias amigo, la mejor de las suertes en tu camino: años ha, un veterano periodista en Guadalajara, me puso en un dilema y, tembló mi creencia católica.
Va: “si algún día, en el desierto – supo era sonorense—abrasado por la sed, un hombre te ofrece agua, la tomarías..?
¡Claro!, le dije y, de inmediato me contestó: ¿ y si fuera el diablo quien te la diera..?
Entendí la lección y, es todo lo que te digo amigo,
¡Gracias!