Fernando Gutiérrez R.
¿Adiós al Estadio Héctor Espino?
Un golpe al Club Naranjeros
Otro nuevo debate que puede llegar, incluso, a los tribunales se visualiza de cara al anuncio de la construcción de un complejo deportivo, que incluye, lo que parece será un majestuoso estadio de Beisbol cuya construcción estará a cargo del Gobierno del Estado, a través de la comisión del Deporte del Estado.
Aunque a decir verdad, no se ha informado a cabalidad si este complejo deportivo enmarcado en un proyecto estará concesionado a la iniciativa privada, tanto en su construcción como en su operación, pero por lo que se intuye, este es el escenario más probable que le depara.
Es que, según deslizó el titular de la política deportiva del Gobierno, Vicente Sagrestano Alcarás, este nuevo estadio vendrá a sustituir para los juegos de la liga mexicana del pacífico al actual estadio, el Coloso del Choyal, mejor conocido como “Héctor Espino” y será inaugurado para los juegos de la Serie del Caribe que se realizarán en Sonora en la primavera del año 2013.
Como usted recordará, fue durante el Gobierno de Manlio Fabio Beltrones, al calor de la celebración de la Serie del Caribe de 1992, cuando el “Héctor Espino” fue cedido en comodato al Club Naranjeros de Hermosillo por un tiempo de 99 años.
La presidencia del Club, hasta la fecha, recae en el empresario Enrique Mazón Rubio, convertido desde la firma del comodato en prácticamente el dueño absoluto de la también llamada “Catedral” del beisbol de Sonora.
Desde ahora podemos adelantar que el desplazamiento del uso del “Héctor Espino” para los juegos de la Liga Mexicana del Pacifico habrá de generar un conflicto legal entre el Club Naranjeros y la Comisión del Deporte del Estado, toda vez que dejará de ser atractivo como negocio para los socios, amén de que generará conflictos de intereses y competencia comercial la operación de un nuevo complejo deportivo que en estos días anuncia el Gobierno del Estado y que estará ubicado al poniente de Hermosillo.
No esta demás recordar que han sido recurrentes las quejas de aficionados, cronistas y conocedores del mundo beisboleros en el sentido de que el Estadio “Héctor Espino” ha recaído prácticamente en el abandono por parte de quienes usufructúan su uso y posesión en comodato, es decir, la directiva del Club Naranjeros.
Desde su inauguración aquel cuatro de octubre de 1972, el Estadio estuvo bajo la administración de la ya desaparecida Junta Para el Progreso y Bienestar de Sonora, dirigida esta por un hombre conocedor y fiel promotor del deporte en la entidad, el desaparecido Horacio “El Macacho” López Díaz.
Fue cinco años después de que pasó a manos del Club Naranjeros cuando el Estadio experimento la primera y única remodelación, al ampliar la capacidad de aficionados de diez mil que tenía originalmente a quince mil, en razón de que en ese año (1997) sería sede de la serie del Caribe, la sexta y ultima en la memoria beisbolera de Sonora.
De ahí en adelante, solo parches y remodelaciones menores ha tenido el estadio, particularmente en áreas relacionadas con el aspecto comercial, como ampliación de los lugares para venta de comida y bebida, espacios publicitarios y otras obras de mantenimiento de rigor.
Recuerdo que hace unos años el cronista deportivo y catedrático universitario, Jesús Alberto Rubio lanzó una cruzada entre estudiantes, aficionados y empresarios para modernizar a fondo el “Héctor Espino”.
Su propuesta involucraba a estudiantes de arquitectura de la Universidad de Sonora para que propusieran cambios radicales al Coloso del Choyal. Adivinó. Su propuesta fue desdeñada por empresarios y no paso de ahí, una propuesta en el aire.
Es triste que la capital de Sonora, con una afición eminentemente beisbolera y en crecimiento, se haya quedado rezagada en cuanto a espacios para la práctica del beisbol profesional, y porque no decirlo, de grandes ligas, pues ciudades como Mexicali, Tijuana, Monterrey, Chihuahua, Mazatlán, Culiacán y muchas otras, tienen mejor estadio que Hermosillo.
Por eso, nada o poco tienen que reclamar quienes usufructúan el uso y operación del Estadio “Héctor Espino” ante la intención del Gobierno de Guillermo Padres por edificar un nuevo complejo deportivo a la altura de los habitantes, aficionados al beisbol o no, no solo de Hermosillo, sino de todo el Noroeste de México.