“Tenemos que definir esta clase de estudios para esta clase de asentamientos (fraccionamientos cerrados) no se sigan difundiendo, para que los mercaderes mobiliarios, no sigan vendiendo lo que realmente no venden (seguridad), es decir, lo que están vendiendo es la distribución del miedo”, afirmó el doctor Eloy Méndez Sáinz en la presentación del libro Ciudad del miedo. La seguridad y el capital social en las clases medias (2011, Colson), de Ramón Jorquera Limón, celebrada en el marco de la Feria del Libro de Hermosillo, 2011, “Leevolución”.
Méndez Sáinz, director del Centro de Estudios de América del Norte de El Colegio de Sonora, dijo que la gente que se encierra en este tipo de vivienda, lo hace por la inseguridad, pero después de un tiempo, la gente tiene miedo de salir, tiene miedo de los vecinos, a pesar de que son encierros de pares, es decir, gente que tiene más o menos ingresos similares.
También el maestro José Trinidad Chávez Ortiz, de la Universidad de Sonora, comentó que la seguridad que plantea el autor, no solo es física (publica), va más allá. Jorquera lo plantea como un concepto situacional que incluye la seguridad física pero también contempla la seguridad económica, que busca la homogeneidad y proximidad entre los pares, la seguridad familiar, que busca el patrimonio.
“Los fraccionamientos cerrados construyen su seguridad con base en una tecnología de resguardo: bardas, arcos, casetas, vigilancia, siempre fincados en la tecnología de la fortificación, exclusivamente atendiendo la seguridad física, y el resto de los elementos con el cual es ser humano se siente seguro, como estar bien con el vecino, simplemente no son tocados”, abundó.
En la investigación, producto de la tesis doctoral del autor, se hace un análisis de la seguridad de la de la ciudad de Nogales, desde la percepción del barrio, de varios puntos de esa ciudad fronteriza.
“Yo vivo en un lugar que tiene estas características (fraccionamiento cerrado), ahí surgió la idea de investigar este tema, las investigaciones sociales surgen de una inquietud personal, una vivencia”, afirmó Jorquera Limón, académico de la Universidad de Sonora.
Ciudad del miedo expresa el debilitamiento de la seguridad a consecuencia de una “comunidad” que se convierte en mercancía debido a la oferta de los fraccionamientos cerrados; a consecuencia de una reciprocidad entre vecinos fincada en el cálculo del beneficio propio y sobre todo por el desplome de la confianza del vecino de al lado, a la ciudad y a la autoridad.