Expediente

Por Redacción Jun 23, 2011

Manuel Fernando López

 ¿Querrán regresar?

 Desde hace mucho tiempo, casi al principio de su gobierno (¡?) , le dijo el senador Manlio Fabio Beltrones al presidente Felipe Calderón, que era un error garrafal, sacar al ejército de los cuarteles para combatir a  los narcotraficantes, porque al final del sexenio, el instituto armado corría el riesgo de volver a los cuarteles con más pena que gloria; en otras palabras, derrotado y, sin haber participado en guerra alguna, como afirma  el “jefe supremo” de las fuerzas armadas en este país.

 

Está  por cumplirse lamentablemente el pronóstico del político sonorense, luego de que el territorio nacional, ha sido testigo de que en lugar de la famosa frase del general Ignacio Zaragoza, “Las armas nacionales se han cubierto de gloria” cuando la confrontación con los “franchutes”, éstas deben volver a los cuarteles, envueltas en escándalos y, con amplias denuncias en las dependencias de derechos humanos y, más aún como dijo un general en retiro, tras la liberación de Jorge Hank Rohn, cuando el operativo corrió a cargo de las fuerzas armadas en Tijuana: “fue una estupidez, ordenada por políticos”,

 

Si alguna institución había logrado –después de 1968 –mantenerse exenta de involucrarse en la considerada por muchos analistas como una “guerra perdida” era precisamente  el ejército; pero  …lipe calderón –la “Fe”  se la perdieron hace mucho – poniéndose el uniforme militar, los metió en este berenjenal, donde han sido y siguen siendo más las pérdidas que las ganancias.

 

En el camino de esta incursión del ejército, existen en prisión muchos altos oficiales, incluyendo generales como aquel Jesús Gutiérrez Rebollo, condenado a cuarenta años de prisión por sus presuntos vínculos y protección dada a los mafiosos desde su puesto  en Guadalajara, quien de continuar su vida en forma normal, estaría en estos momentos gozando de un  retiro y un prestigio ganado como militar.

 

Pero, Felipe Calderón lo sacó del cuartel , igual que a tantos y, de unos sueldos en verdad miserables como soldados, fueron colocados donde hay ríos de dólares y demás “placeres” colaterales, alejados por siempre de la disciplina espartana que implica la milicia.

 La pregunta en estos momentos para quien sea el sucesor del michoacano en la presidencia de México—sea del PRI, PAN o PRD—es si continuará manteniendo al ejército en las calles o les ordenará volver a los cuarteles, como garantes de nuestra constitución y, protegernos de alguna intervención armada o, de plano seguirá usándolos en una guerra que ha ensangrentado el país.

 Lo cierto es que hay hartazgo en muchos generales sobre la política del actual presidente y, más cuando el instituto armado tiene su origen y fundamento en el pueblo, al mismo a quien se deben.

 Ahora, ¿querrán regresar cuándo se les conmine a

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