Columna semanal. Dip. Jesús Alberto Cano Vélez.

Por Redacción Dic 12, 2011

EUFORIA EN LAS BOLSAS DEL MUNDO POR EUROPA. . . PERO CUIDADO

Jesús Alberto Cano Vélez

Las noticias emanadas del “viejo continente” la semana pasada eran graves, por el pesimismo sobre el futuro de sus economías, ante la “Crisis del Euro” y la incapacidad de la Comunidad Europea de ponerse de acuerdo en la medicina requerida. Pero una acción conjunta de Alemania y Francia, en torno a un plan propuesto por la Canciller alemana Angela Merkel logró el consenso tranquilizador de un número importante de sus países.

 Curioso es cómo la historia se repite, porque hace casi medio Siglo, los dos grandes de Europa, Francia y Alemania, se unieron en torno a una iniciativa del presidente francés, Charles De Gaulle, y empujaron para crear lo que después evolucionaría en el exitosísimo Mercado Común Europeo.

 De modo que parecería ser que la mesa está servida para otro plazo largo de éxito económico europeo, como tantos ciudadanos del mundo fervientemente deseamos, por la interdependencia que existe entre las economías en este nuevo mundo globalizado, y el importante papel de Europa.

 El detalle es que en el centro del problema de esa crisis está su moneda común –el Euro– y para asegurar el éxito de la Comunidad Europea es necesario ahora modificar las bases de operación de sus países miembros y, por tanto, sus documentos constitutivos, que tienen que ver con el Euro, como el Tratado de Maastricht, para que no vuelva a tronar aquello y nos veamos otra vez con un Continente gravemente enfermo y contagioso.

 De hecho, los diseñadores del Euro solo vieron las inmensas ventajas de una misma moneda y el éxito que traería consigo –que en efecto se logró– pero se les olvidó que la Comunidad Europea no es UN PAÍS sino una CONFEDERACIÓN de países y que, si bien habían consolidado una misma política monetaria entre ellos, con el Euro, no había sido así en cuanto a su política FISCAL; y la ausencia de esta última fue la que hizo la crisis.

 Hubo mucha violación a los compromisos implícitos en esa convivencia común. O sea, que ningún país de la “Comunidad Euro” debía “comer” del pastel europeo una parte más grande que la que le aportaban a él.

 Y el instrumento que utilizaron los “violadores”, ahora en serios problemas, fue el de las finanzas públicas, con déficits gubernamentales que permitieron niveles de gasto público superiores a los ingresos que recibían de sus ciudadanos, principalmente mediante el sistema impositivo.

 El problema va a ser que el nuevo convenio va a establecer una prohibición a ejercer déficits fiscales superiores a 0.5 % del Producto Interno Bruto (PIB) del país y eso va a generar OTRO problema: va a imposibilitar el uso de la política fiscal para enfrentar ciclos económicos en sus momentos recesivos.

 Quiere decir, que las economías europeas dejarán de ser motores de crecimientos sostenibles y confiables, porque sus crecimientos económicos PROMEDIO serán menores a los que han venido pudiendo lograr –que no es mucho– ya que los ciclos económicos son una parte de la realidad económica. Y no me refiero a los excesos de gasto público como los de España, Italia, Grecia y Portugal, ni los que tuvimos en México durante la década de los 70’s del Siglo pasado. Esos excesos llevaron a los países a gravísimas crisis, que requieren grandes sacrificios y muchos años para solventar.

 Por ello, ni los Estados Unidos de Norteamérica, ni los países de la Comunidad Europea serán motores de crecimiento viables para nosotros. Ahora en México tenemos desde hace más de una docena de años déficits públicos de alrededor de 0.5% del PIB, y estamos estancados en nuestro crecimiento desde toda esta primera década del nuevo Siglo XXI.

 Los gobiernos actuales, temerosos religiosamente de poner las manos en el manubrio de la economía, no han querido modificar las “decisiones” del mercado, que da la dirección y el ritmo que ha venido dictando lentos crecimientos e injusta distribución en México, generando gran desempleo formal y empleo informal apenas creciente, y consecuentemente cada vez una mayor desigualdad entre los pocos que tienen mucho y los muchos que tienen poco.

 Ese es un cuadro muy grave, social y políticamente inestable y muy injusto. Por tanto, debe cambiar; pero desde esta plataforma del Colegio Nacional de Economistas hemos insistido incansablemente en esa necesidad, para enfrentarnos a oídos sordos. Por ello, repetimos: eso debe cambiar.

 (*) Presidente de El Colegio Nacional de Economistas

@acanovelez

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