Manuel Fernando López
Siguen las infamias.
La fotografía en la “primera plana” de conocido periódico fronterizo de la señora Delia Irene Botello Amante, estruja el alma y hace que la rabia, la impotencia y, demás gama de sentimientos en contra de tan infamante acto estalle en contra de los verdaderos culpables de aquella tragedia en la guardería ABC, en que murieran cuarenta y nueve infantes.
Duele y estruja ver a dicha mujer, portando todavía su nombre en un cartelón, como si la policía federal –al fin y al cabo solo cumple órdenes—hubiera logrado la captura de un terrorista o del narcotraficante más buscado en el país y, cuyo nombre ya sabemos.
Delia Irene solo tuvo el “pecado” de ser la coordinadora regional de guarderías del Instituto Mexicano del Seguro Social, cuando la desgracia tantas veces narrada, producto del coctel más explosivo y peligroso: la irresponsabilidad, insensibilidad y soberbia de un gobernador.
¿Hasta cuándo algún funcionario en la estructura judicial, pondrá orden, en primera instancia con los reporteros que cubren la llamada “nota roja” e impedir que impriman fotografías, de presuntos culpables, cuando aún éstos no llegan a manos del juez respectivo, quien determinará inocencia o culpabilidad?
Un ejemplo de lo anterior es el patético vocero de la Procuraduría General de Justicia del Estado, José Larrinaga Talamantes, quien en forma grotesca, hace una pasarela con detenidos, ante los reporteros, para que en franca aberración jurídica –muchas veces ni ante el ministerio público han sido presentados—sean casi linchados por la sociedad.
¿Por qué no se hizo lo mismo con los exfuncionarios a quienes recientemente Carlos Tapia Astiazarán, el contralor estatal. tras “exhaustiva” investigación determinara inhabilitarlos para ocupar puestos públicos por diez años?.
¡Claro que no!, porque a los poderosos e influyentes no se les toca nunca, pero a los jodidos, a los indefensos, hay que garrotearlos y humillarlos, porque “nada ni nadie por encima de la ley”, como rezaba el eslogan acuñado en el pasado sexenio.
Esta ha sido la tónica de la tan llevada y traída desgracia y, en verdad como afirmara el poeta portugués Fernando Pessoa, “en ocasiones como cuesta creer en Dios” y, más cuando vemos las burlas anteriores contra los más desprotegidos mientras los intocables, siguen “durmiendo como un niño”.
Citando al mismo poeta no tiene desperdicio lo que refiere en “Viaje a través de la noche”: “En la vida de hoy, el mundo solo pertenece a los estúpidos y a los agitados. El derecho a vivir y a triunfar se conquista hoy con los mismos procedimientos con que se conquista el internamiento en un manicomio”..
Entonces, en este manicomio abundan los que continúan haciéndole al “loco” para pasarla bien y, en consecuencia seguirse riendo de todo lo que huela a ley, a justicia, al orden y, sobre todo a la moral y a la ética.
La estética, mejor ni la tocamos, pues tan maravillosa concepción de los griegos, terminó en salas donde cortan el cabello, en franca y brutal negación a tal legado.
Pero regresemos a este “manicomio” como bien lo asienta el citado poeta portugués, donde en la tragedia de la guardería ABC, los “peces gordos”, siguen nadando “de muertito”, mientras el aparato policial del Estado se solaza capturando a puros “charales”.
Ya se acabarán y, habrá que ver si sus anzuelos les sirven para piezas mayores o, de plano hasta ahí llegó la lista de los “responsables” de aquella infamia y, en consecuencia el famoso “carpetazo”, llegará en este asunto, mientras llega el polvo del olvido.
Mientras pueden seguir durmiendo como “bebés”, el propio ex gobernador Eduardo Bours Castelo, Ernesto Vargas Gaytán y, demás personajes a quienes ni por asomo se les ha llamado a declarar.
En pocas palabras, para los jodidos y olvidados, el garrote vil, para los poderosos, todas las deferencias y prebendas. Bien dijo el Señor: “Mía es la venganza”.
Este es el único refugio de los no nacidos en cunas de oro y, en muchas ocasiones como dijera el poeta cuesta creer en él.